viernes, 6 de marzo de 2009

Las capillas posas de Aculco



De Wikipedia:

Capilla posa

Se le denomina capilla posa a la solución arquitectónica empleada en los conjuntos-monasterio de la Nueva España en el siglo XVI consistente en cuatro edificios cuadrangulares abovedados ubicados en los extremos del atrio al exterior de los mismos. Al igual que la capilla abierta, es una solución única y una aportación del arte novohispano al arte universal dada su originalidad y los recursos plásticos y estilísticos empleados en su ornamentación. Como ejemplos paradigmaticos se conservan las de Huejotzingo y Calpan en Puebla, México, que cuentan con un programa ornamental hecho con técnica tequitqui y basada en cánones estéticos medievales y renacentistas.

Existen varias teorías acerca de su función. Se ha propuesto que, siguiendo el camino procesional, las capillas posas servían para posar o descansar el Santísimo Sacramento cuando este era sacado en procesión por el atrio; el investigador Carlos Chanfón ha sugerido una función didáctica para alojar grupos de educandos que eran catequizados ya que una función del atrio en estos conjuntos era la enseñanza no solo de la religión sino de las normas y oficios de la vida occidental. También se ha propuesto su uso y relación con los cuatro barrios que se acostumbraba asentar en los pueblos y ciudades siguiendo la traza española típica y del que cada uno de ellos estaba encargado en su limpieza y manutención. Según Antonio Rubial pudieron servir como túmulos de gobernantes indígenas. y Margarita Martinez del Sobral ha propuesto su uso como ermitas para el aislamiento temporal de los frailes.

Su origen igualmente se ha propuesto de formas diversas. Carlos Chanfón ha propuesto su inspiración en los templos y ermitas primitivos.


A esta definición, tan clara y completa poco habría que agregar, sobre todo tratándose de un blog, excepto que su construcción no se limitó al siglo XVI (aunque de esa centuria datan las más importantes desde el punto de vista histórico y artístico), sino que llegó hasta el siglo XVIII con ejemplos tan notables como los de las misiones de la Sierra Gorda de Querétaro.

En el caso del convento franciscano de Aculco, que pese a haber sido una fundación de segundo nivel pareceh haber contado con todas las dependencias usuales en los monasterios mexicanos del siglo XVI, no podían faltas estas "capillas posas" o "capillas procesionales". Según la historiadora de arte Elisa Vargas Lugo, la estructura de las posas de Aculco procedería de aquella centuria, aún cuando su decoración sólo sería ejecutada posteriormente. No sabemos si la primera parte de esa suposición es correcta, pero sí consta en documentos del archivo parroquial que las "ermitas" (como se les llamaba entonces y se les siguió llamando hasta nuestros días) fueron construidas o reconstruidas entre el 15 de febrero de 1707 y el 18 de abril de 1708, siendo fiscal (es decir, administrador de los fondos) el indígena otomí don Nicolás de los Ángeles.

Para entonces ya se había concluido la fachada principal del actual templo parroquial (terminada en 1701), y parece ser que los canteros que ejecutaron las capillas posas intentaron reproducir en ellas el barroco popular (yo prefiero llamarlo barroco tequitqui) que ostenta aquella. Sin embargo, dotados aparentemente con menores recursos técnicos y económicos, el resultado fue de una rusticidad que hoy nos parece encantadora.

De las cuatro capillas originales que debieron existir, una por cada ángulo del atrio, sobreviven tres, mientras que la cuarta es una bien realizada reconstrucción de la década de 1950. Todas ellas comparten rasgos como su estructura, formada por tres gruesos muros de piedra cubiertos por una bóveda de cañón, un arco de ingreso de cantera que coincide con el arco de la bóveda, una imposta que se prolonga hacia el interior de la capilla y un par de cortas columnas también de cantera que sostienen el arco. Al fondo, todas tienen un altar de mampostería. Las remataban antiguamente bendas cruces de piedra, de las que en 1954 quedaba solamente el pedestal y el mástil de una de ellas.

A pesar de sus semejanzas de composición y de estructura, en realidad cada una de estas capillas posas es distinta en su ornamentación. Los fustes de sus columnas, aunque de recuerdo salomónico, muestran superficies alternativamente cubiertas de relieves vegetales o de escamas. Los capiteles son distintos unos de otros, como sucedía en las arquitectura visigótica y románica. Precisamente con los estilos más primitivos del medioevo europeo podemos encontrar evidentes semejanzas con los relieves de estas capillas, pero no se trata de una relación directa, sino de una similitud de circunstancias: el bárbaro de la alta edad media que intentaba imitar la arquitectura romana obtuvo un resultado parecido al del indígena otomí que trataba de copiar los modelos renacentistas y barrocos españoles. Este fenómeno ha sido estudiado sobre todo en relación con la arquitectura mexicana del siglo XVI, denominada "tequitqui", pero estas capillas muestran que existió también un "tequitqui barroco" por lo menos hasta principios del siglo XVIII.

Capilla posa suroeste, hacia 1954. Era la única que conservaba restos de la cruz que las coronaba a todas antiguamente. Nótense también los restos de policromía en la bóveda y el guardapolvo.

La capilla en su estado actual. Todas ellas fueron cerradas con rejas en la década de 1980, debido a que eran usadas con frecuencia como excusados. A través de una puertecilla bajo el arquitrabe de esta capilla, se tiene acceso a la escalera de la torre del reloj municipal

Capilla posa noroeste como estaba a principios de la década de 1960. Nótense los restos de encalado en la piedra y, al fondo, los arcos invertidos del muro del atrio, medio cegados por el edificio del portal de las carnicerías, construido a principios del siglo XX.

Capilla posa noroeste en su estado actual. Obsérvese que los arcos invertidos del muro del atrio fueron cercenados en la remodelación de 1974. Nótense también las piedras con relieves en forma de óvalo, procedentes de sepulcros desaparecidos que estaban en el atrio, colocadas como remate de los elementos en forma de S.

La capilla posa noroeste es quizá la más bella y mejor labrada. Sus capiteles difieren del resto de las capillas, pues muestran róleos al lado de palmas o acantos semejantes a los de las otras. Ésta es la única que muestra huellas de haber tenido una puerta, pues sus columnas presentan una acanaladura presuntamente realizada con ese fin.

No sabemos si quedaría algún resto de la capilla posa sureste original, pero en la década de 1950 los padres agustinos, entonces a cargo de la parroquia, decidieron completar el conjunto de capillas posas con la construcción de la faltante. Como se puede ver, al mismo tiempo que buscó asemejarse en estructura, dimensiones, etc., sus relieves y la estereotomía de sus canteras son de mayor precisión, lo que permite distinguirla de las antiguas.

Capitel de la capilla posa noreste. Aislado del resto de la edificación, podría ser confundido con un capitel visigodo, como el que se muestra abajo.

Capitel visigodo de Recópolis.

Capitel de la capilla posa suroeste. Su ornamentación y sus proporciones la asemejan también a los capiteles visigodos.

Capitel de la capilla posa noroeste.

Capitel visigodo de Segóbriga.