viernes, 16 de octubre de 2009

Bestiario aculquense I

Del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua:

Bestiario:
2. m. En la literatura medieval, colección de relatos, descripciones e imágenes de animales reales o fantásticos.

Durante la Edad Media fue muy frecuente la representación de animales con distintos significados, tanto en edificios de carácter románico como ojival, religiosos y civiles. En ocasiones, se trata simplemente de referencias a la fauna local. Otras veces se les puede entender como símbolos de Dios y de los santos (la paloma del Espíritu Santo, el águila de San Juan). Muchas veces son criaturas que pertenecen más al ámbito de la fantasía que al de la zoología, como sucede con algunas de las más hermosas gárgolas de las catedrales góticas. En ciertos edificios estas representaciones son tan abundantes y variadas que dan pie a la formación de virtuales bestiarios en piedra, tan interesantes como los impresos o manuscritos que también abundaron en los mil años que siguieron a la caída del Imperio Romano.

En la arquitectura de la Nueva España existen algunos ejemplos de representaciones zoológicas que se pueden relacionar directamente con el arte medieval europeo, sobre todo cuando se encuentran en edificios conventuales de la primera centura virreinal. Es el caso, por ejemplo, de las gárgolas que desaguan la azotea de la capilla abierta de Zinacantepec, Estado de México o las muy hermosas del convento agustino de Cuitzeo, Michoacán. Años despúes, el arte barroco no desdeñó el empleo de figuras animales, sino que lo enriqueció con representaciones novedosas, algunas provenientes de la fauna mexicana, otras de la mitología grecorromana e incluso con aportaciones tan lejanas como los "leones guardianes" o "leones fu" que a través del Galeón de Filipinas llegaron desde China hasta estas tierras, donde mezclaron su significado original con el de los leones heráldicos de procedencia europea.

En el caso de Aculco, la representación de figuras animales fue relativamente abundante, no sólo en la parroquia -que muestra los más valiosos ejemplos-, sino en las capillas de los pueblos de su jurisdicción e incluso en varias casas particulares. Todos ellos forman el bestiario virreinal aculquense del que aquí mostramos algunos ejemplos relevantes.

Las gárgolas de la parroquia

En las dos enormes gárgolas de la fachada principal de la parroquia de Aculco se encuentra la serie de esculturas animales más interesante de nuestro bestiario. Tienen forma de león y pez, que se pueden interpretar como los símbolos de San Jerónimo, patrono del pueblo, y de Cristo, respectivamente. Como en cada una de las dos caras laterales fueron labrados estos motivos de manera independiente, tenemos en realidad a cuatro leones y otros tantos peces.

Gárgola norte.

Gárgola sur.

La historiadora de arte Elisa Vargas Lugo, en su discutible ensayo La Vicaría de Aculco, al que nos hemos referido ya varias veces en este blog, afirma que en estas gárgolas "encontramos aún cierto espíritu artístico del siglo XVI, en combinación con las formas del barroco moderado del siglo XVII" y asegura que "las representaciones de animales en las gárgolas está temáticamente relacionado con las representaciones zoomorfas y fantásticas de las gárgolas del XVI". Pero además de la temática y de la mano de obra tequitqui que proporcionaban ese arcaísmo, Vargas Lugo pasó por alto un factor determinate también para ello: el origen de estas representaciones en grabados de la primera centuria del Virreinato.

Gárgola norte, fotografiada por Elisa Vargas Lugo en 1954.

Aunque resulta difícil encontrar el grabado exacto que sirvió como modelo a estas gárgolas, es en realidad fácil hallar coincidencias suficientes como para asignarle ese origen. Compárense, por ejemplo, las figuras del león y el pez con éstas, provenientes de zodiacos de los siglos XV y XVI. Nótense, en particular, la disposición de las aletas y escamas del pez, la cola y la garra del león:

León de la gárgola norte.
Leo, de un zodiaco del siglo XVI.
Leo, del zodiaco de Bonatti de 1491.
Piscis, de un zodiaco del siglo XVI.
Pez de la gárgola norte.

Es interesante anotar que actualmente estas gárgolas no desaguan la bóveda del templo, ya que la techumbre original de madera que lo cubría fines del siglo XVII y principios del XVIII, cuando se construyó su portada, fue sustituida hacia 1843 por una bóveda de cañón, con lo que se alteró el flujo de los escurrimientos. Por cierto, a mediados del siglo XX, cuando los frailes agustinos recoletos construyeron las arquerías del segundo patio del convento, incorporaron una serie de gárgolas de piedra blanca en forma de pez inspiradas en las antiguas.

Gárgolas de la década de 1950 en el ex convento de Aculco, inspiradas en las de la fachada de la parroquia.

El León de San Jerónimo

Uno de los atributos de San Jerónimo (es decir, de los símbolos y figuras que acompañan sus representaciones para permitir su identificación) es el león. Este símbolo tiene su origen en ciertas leyendas sobre este santo, que aseguran que durante su retiro como ermitaño a las soledades del desierto de Calquis, donde pasó cuatro años, domesticó a una de estas fieras, después de arrancarle una espina de la pata.

Relieve de San Jerónimo ermitaño, en el segundo cuerpo de la fachada de la parroquia de Aculco.

En el segundo cuerpo de la fachada de la parroquia de San Jerónimo Aculco se encuentra un relieve del santo que lo muestra precisamente como ermitaño, casi desnudo. Lamentablemente fue mutilado hacia 1914, cuando se empotró en la hornacina que resguarda esta escultura una placa conmemorativa de la recosntrucción del templo después del "Terremoto de Acambay", de 1912. Con ello desapareció la cabeza de San Jerónimo y, dadas las dimensiones del nicho, posiblemente también el Ángel del Apocalipsis que es también uno de sus atributos. Lo que sí sobrevivió, aunque con la cara rota, fue el león que lo acompaña, de pequeñas dimensiones, que parece resguardarse en una cueva.

El león de San Jerónimo.

Si se compara este león con los esculpidos en las gárgolas, se observará claramente que proceden de inspiraciones muy distintas.


Mascarones

También los seres fantásticos tienen presencia en la fachada de la parroquia de Aculco: los hallamos en las hornacinas vacías que adornan las calles laterales del primer cuerpo. Se trata de sendos mascarones en los que convergen las acanaladuras radiales de las veneras que cubren estos nichos.

Mascarón sonriente.

Mascarón triste.

Curiosamente, se puede advertir que uno de estos mascarones esboza una expresión seria, casi compungida, mientras que el otro muestra una franca sonrisa.


La paloma del Espíritu Santo

En el magnífico relieve del remate de la fachada de este mismo templo, que representa los "Desposorios Místicos de Santa Rosa de Lima", aparece en la parte central una pequeña paloma que representa, naturalmente, al Espítitu Santo.



Con esta pieza se cierra el ciclo de figuras zoológico-fantásticas de la parroquia de Aculco. Pero en otros edificios de sus cercanías hallaremos muchos más.

Continúa: Bestiario aculquense II.