lunes, 12 de abril de 2010

El Bosque

Acceso principal de la casa del rancho El Bosque.

Desde fines del siglo XVIII, varios miembros de una familia de origen criollo, los Mondragón, comenzaron a adquirir extensas propiedades al sur de la hacienda de Ñadó que, sin embargo, nunca llegaron a conformar una hacienda en el sentido estricto de la palabra. De hecho, tras alcanzar su mayor extensión en tiempos de don Eduardo Mondragón (cerca del último cuarto del siglo XIX), estas tierras fueron fraccionadas entre sus descendientes a lo largo de las siguientes generaciones, antes incluso de que la reforma agraria llevara a la desaparición de las grandes propiedades en el campo mexicano. Conforme se iba dando esta disgregación, las fracciones adquirían algún nombre particular, a veces distinto de aquél con que eran conocidas en tiempos anteriores, lo que dificulta mucho rastrear su origen e historia. Es el caso de la fracción conocida como rancho El Bosque.

Retrato de don Germán Mondragón en su vejez, fines del siglo XIX.

En el plano de la hacienda de Ñadó de la década de 1880, el límite con estas posesiones se refiere a ellas como "Tierras de don Eduardo Mondragón / Rancho de las Trojitas". Es posible que su hijo, Germán Mondragón, haya sido quien segregó esta herencia del resto de las propiedades a fines del siglo XIX o principios del XX. Para las primeras décadas de éste último, formaba ya parte del patrimonio de la rama familiar que encabezaba don David Mondragón.

Detalle de la Reducción del Plano de la hacienda de Ñadó de 1920, en el que aparece su límite con las tierras del rancho de don Eduardo Mondragón.

La carretera Panamericana en las inmediaciones de El Bosque. Al fondo, la peña de Ñadó. Fotografía de Google Streetview.

Dedicado a la cría de ganado mayor y a la explotación de carbón, sin mayor pena ni gloria, opacado por su carácter de pequeña propiedad por los grandes latifundios de Ñadó, Cofradía, Totó y Arroyozarco, que marcaron la historia de esta región, El Bosque languideció lentamente en los años que siguieron a la Revolución. Sus tierras fueron fraccionadas entre los descendientes de don David, algunas vendidas por ellos a extraños e incluso los ejidatarios del pueblo de Santiago Toxhié obtuvieron alguna tajada de sus potreros. Hasta la casa principal del rancho, de la que hablaremos enseguida, tiene actualmente varios propietarios, todos ellos parte de la familia, sin que esto último garantice que habrá de conservarse íntegra e indivisa en el futuro.

Fotografía satelital de la casa del rancho El Bosque. En la parte inferior, la carretera Panamericana.

Esta casa se sitúa en un altozano que forma parte de las estribaciones del cerro de Ñadó, a unos 200 metros de la Carretera Panamericana y a tres kilómetros al suroeste de la hacienda de Ñadó. Los restos de vegetación en las cañadas aledañas permiten ver claramente las razones por las que recibió su nombre, pues antiguamente se formaba aquí un bosque cerrado en el que predominaban los ocotes, más que los encinos habituales en los montes de la región. En el edificio parecen identificarse varias etapas constructivas, la última de fines del siglo XIX que fue la que le dio su aspecto actual, con elegantes y a la vez sencillos detalles neoclásicos en sus áreas más importantes.

Fachada principal de la casa.

Como otros ranchos de esta zona de Aculco, el edificio y sus anexos forman un conjunto compacto y se distribuyen alrededor de un patio o jardín central rodeado por corredores en los costados sur y oriente, cuya cubierta de teja está soportada por hermosas columnas octogonales de piedra encalada con capiteles cuadrangulares que seguramente pertenecen al siglo XVIII. El resto del patio está formado por construcciones nada homogéneas, con aire rústico y aspecto encantador, entre ellas dos corredores con techumbre soportada por pilares de mampostería y una curiosa construcción de dos plantas a cuyo primer piso se accede a través de una escalera doble con pasamanos de madera.

Vista del patio de la casa, hacia el noreste.


Pórticos del patio sostenidos por columnas octogonales.



Tres vistas de los lienzos norte y oeste del patio. Adviértase la interesante "torrecilla", con la escalera de madera adosada para acceder a la planta alta.

La cruijía principal del edificio, que mira convenientemente hacia el sur (lo óptimo debido al frío clima de la zona), es de construcción más reciente (fines del siglo XIX) y muestra una fachada tan digna como austera, con detalles ornamentales labrados en cantería, en la que destaca el acceso principal con portón de madera original, cerramiento curvo y moldura en la parte superior sostenida por ménsulas. Las tres pequeñas ventanas que se distribuyen a los lados de este acceso muestran parecida composición, aunque su moldura es de menor vuelo y sus ménsulas exageradamente sencillas, casi como esbozadas. Esta fachada presenta algunos restos de pintura mural, entre ellos una cenefa con rombos en color amarillo inmediatamente por debajo del tejado que sobresale ligeramente del plano, y la leyenda el "El Bosque" en amarillo y castaño en el espacio que se halla entre el arco de la entrada y la moldura que la remata.

Frente a esta fachada existe un espacio rectangular que bien pudo haber sido un patio de trabajo o simple jardín, como lo es ahora, y que forma parte del mismo terraplén sobre el que se desplanta la casa entera. A él se accedía a través de una escalinata en el ángulo sureste, la que ahora se halla flanqueada por un cuerpo de construcción reciente en el que se reutilizaron sillares antiguos de piedra blanca, material con el que está edificada la casa entera con excepción de ciertos muros levantados con adobe. Otras dependencias menores y muros rodean limitan también este supuesto patio de trabajo.

Construcción que limita el costado oeste del patio de trabajo.

Construcción moderna en que se han reutilizado sillares antiguos. Cierra el patio de trabajo por su costado sur.

El rancho El Bosque, uno de los edificios antiguos menos conocidos del municipio de Aculco, conserva su arquitectura, como se puede apreciar por las fotografías, en un estado en buena medida prístino. Algunas de sus cubiertas comienzan ya a requerir una intervención para evitar su desplome y sería de admirarse que esos trabajos se realicen pronto, pero conservando esa apariencia original que presta a esta casa un especial encanto, ya perdido en la mayoría de los edificios históricos de nuestra región.


Dos vistas de la fachada de la casa.

Vista general del rancho

Las fotografías de la casa del rancho El Bosque pertenecen a la señora MTMM.

 

ACTUALIZACIÓN, 20 de abril de 2014:

 

Aunque no contamos con planos del rancho El Bosque, sí existen mapas de las haciendas de Ñadó y El Jazmín que muestran claramente cómo esta propiedad se introducía como una cuña entre los terrenos de estas haciendas. Aquí, un montaje de estos mapas, con la zona correspondiente al rancho de don Eduardo Mondragón dentro del cuadro rojo.

ACTUALIZACIÓN, 3 de septiembre de 2020:

Unas fotografías recientes del rancho, tomadas de la cuenta de Twitter de @lau_huerta:

martes, 6 de abril de 2010

No hay esperanza

Hace tres meses, cuando anuncié en este mismo blog que estaba decidido a no escribir una linea más sobre Aculco, hablaba con sincera determinación, pero también con la bien fundada esperanza (así lo creía yo) de que mi trabajo por el pueblo había alcanzado su meta. ¿A qué más podía aspirar? Había logrado llamar la atención de las autoridades municipales, del INAH y de la UNESCO acerca de la importancia del patrimonio arquitectónico aculquense. El pueblo formaba parte ya de los sitios del Camino Real de Tierra Adentro cuya incorporación a la lista del Patrimonio Mundial será discutida en julio próximo. Había ya un compromiso de las aitoridades del INAH, estatales, interestatales (CONAGO), federales y municipales por preservar el legado histórico aculquense....

Esa fue una, entre muchas otras, de las razones por las que abandoné el blog "Aculco, lo que fue y lo que es". Tal vez se me podrá juzgar de ingenuo, pero quizás mi enorme anhelo por que esto se convirtiera en realidad me hizo creer que Aculco por fin se había salvado de los destructores de su belleza y de su historia, y que mi aportación cotidiana podría resultar ya estorbosa e incluso contraproducente para ese fin (dados los muchos enojos y enemistades que ha provocado). Tal vez, como me había sugerido Edgar Urbán, (coordinador para la elaboración del expediente Técnico del Camino Real de Tierra Adentro), era ya tiempo de conciliar.

Pero estuve por unos días en el pueblo y me he dado cuenta de que el patrimonio aculquense sigue siendo destruido, abandonado, modificado y dañado con impunidad total, y que muy probablemente ni leyes ni declaratorias lograrán ya detener esta tendencia que, por cierto, es la misma en todo México. Me creo por ello obligado, aunque sea por un momento, a romper mi determinación de hacer a un lado estos temas. Ahora ya no creo, como antes, que mi labor por la defensa de ese patrimonio ha tenido un buen término, sino más bien que ha sido completa y demostradamente inútil.

Muy probablemente la inclusión de Aculco en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO ocurrirá en el mes de julio tal como está programado; los aculquenses (empezando por el Ayuntamiento) festejarán como si de verdad merecieran este reconocimiento y continuarán destruyendo el pueblo con la misma felicidad. El tiempo correrá y llegará un día no muy lejano en el que mucha gente comenzará a preguntarse cómo fue posible que se incluyera en la lista del Patrimonio Mundial un pueblucho que ya entonces contará con muy poca de su autenticidad arquitectónica, apenas algún edificio de valor. Quizá entonces la propia UNESCO se percatará también de esto, sacará a Aculco de su lista, el escándalo mediático por la dejadez de las autoridades de nuestro país durará tres días, y todo el mundo olvidará después que hubo un día en que Aculco fue un pueblo digno de ser conservado. Acaso unas viejas fotografías, quizá también este blog, podrán demostrarlo a los escépticos.

Y va el botón de muestra de esta situación: algo de lo que Aculco ha perdido en los últimos meses.



EN EL ABANDONO. Una de las más bellas panorámicas de Aculco es la que se tiene desde la Plaza del Ojo de Agua, desde donde es posible contemplar el escalonamiento de construcciones antiguas que se da por el denivel entre la Plaza de la Constitución y la calle Corregidora. Entre estas construcciones, destacan las galerías porticadas de varios de los inmuebles que, lamentablemente, han sufrido un acelerado deterioro. En la foto, las caídas galerías de la Casa de don Evodio Ángeles fotografiadas hace unos días.





DESTRUIDO. Hace varios meses se comenzaron a retirar algunas secciones de la ya algo deteriorada (pero íntegra) cubierta de la segunda planta del portal de peregrinos del ex convento, con el fin, decían, de efectuar una restauración a cargo del CONACULTA y autorizada por el INAH. Pero ahora parece seguro que no era esa la verdadera intención: el párroco pretendía convertir ese corredor alto en un gran salón, alterando así completamente su sentido original. Parece ser que el Centro INAH Edomex suspendió esta obra, pero para variar, era ya demasiado tarde: toda la techumbre original de madera, piedra y ladrillo había sido demolida. La obra permanece en el estado que muestra la fotografía, como otro monumento más a la estupidez.



EN LA MIRA. Esta sencilla casa de dos plantas, a un costado de la casi desaparecida Casa del Puente, se encontraba en buen estado de conservación hasta hace unos meses. Ahora se ve como en la foto: destechada y con la huella de muros demolidos en su interior. Sorprende verdaderamente que en el momento en el que Aculco pretende convertirse en Patrimonio Mundial, las autoridades municipales que tienen su sede justo enfrente de esta casa autoricen su demolición. O peor aún -si es el caso- que permitan que un inmueble histórico se demuela sin licencia.


INICIANDO SU DETERIORO. La techumbre de la planta alta de la casa del Portal de la Primavera, en plena Plaza de la Constitución, ha sido retirado. Nada indica que se pretenda reponerlo o repararlo. ¿Será éste el inicio del deterioro de uno más de los edificios antiguos de nuestro pueblo?




FALSA NOBLEZA. Hace unos meses hablábamos del Hotel Chávez, refiriéndonos a su altura que excede lo dispuesto en el Bando Municipal de Aculco. Por lo demás, la fachada conserva buena parte de su aspecto original e incluso el ilegal tercer nivel mostraba una disposición de vanos idéntica a la de la segunda planta antigua, con lo que conseguía armonizar con ella. Lo que ha roto ahora esa armonía es el ridículo y disneylandesco remate formado por esmirriadas almenitas y un escudo de armas que, por supuesto, sólo responde a noblezas imaginarias.


LA INCÓGNITA. La antigua casa de la Plaza de la Constitución no. 15, conocida también como casa de don José María Sánchez Silva, fue adquirida hace algunos años, después de que sus dueños anteriores vendieran a un anticuario queretano lo que era quizás su mayor atractivo: el bello y vetusto mueble de la tienda, el único que se conservaba íntegro en el pueblo. Por lo demás, la casa ya había sido muy alterada en su interior a mediados del siglo XX, y después en la década de 1980. A pesar de ello, conservaba su sobria fachada (alterada por la ridícula construcción de un nuevo portal) y numerosos vestigios de la obra colonial y del siglo XIX. Ahora, la casa está siendo convertida en Posada Familiar, obra muy loable, pero surge la duda: ¿el proyecto cuenta con la aprobación del INAH? Yo no apostaría por ello.




EL ÚLTIMO VESTIGIO. De la casa de don Abraham Ruiz, uno de los dos fragmentos en los que fue dividida desde el siglo XIX la portentosa Casa de los Terreros, no se conservaba ya más que el salón techado con hermosas vigas de cedro que antaño acogió la oficina de correos, así como el mirador con un par de columnitas de cantera rosa que se levantaba sobre él. Era todavía, sin duda, un fragmento valioso de aquella vieja y hermosísima casa, que bien pudo haberse conservado e incluso integrado a una nueva construcción. Pero sus propietarios decidieron echar más de dos siglos de historia por tierra, contribuyendo así a envilecer un poco más el rincón más deteriorado del centro de Aculco.




TRAS LA SACRISTÍA. Anteriormente, la vista posterior del ex convento nos permitía contemplar íntegramente el ábside del templo, así como la fachada de la sacristía con sus balcones y bellas rejas, contrafuertes, y piedras hermosamente patinadas por el tiempo. La construcción de este salón de dos plantas ha roto con esta visual y constituye un agregado discordante, una construcción parásita que nunca debió ser autorizada. Pero lo más seguro es que ni siquiera se haya solicitado un permiso al INAH.


UN CAOS DE ALTURAS, ESTILOS, TEXTURAS. El tramo final de la calle Aldama, cerca de su entronque con la Avenida de los Insurgentes, venía deteriorándose poco a poco desde tiempo atrás. Sin embargo, en los últimos seis meses (es decir, con posterioridad a la visita de los funcionarios de la UNESCO a Aculco), se ha permitido que estas transformaciones alcancen un grado ya sumamente alarmante. Arriba, una fotografía de agosto de 2009 obtenida a través de Google Steet View. Abajo, el mismo tramo de calle fotografiado en marzo de 2010. Nótese la cantidad de agregados constructivos en las casas que todavía hace menos de un año mantenían por lo menos una altura uniforme. Si se observa con cuidado se notará además que la casita antigua de una planta, con paredes de piedra y techos de teja, ha desaparecido para dar paso a la construcción de tres plantas que se ve en la foto inferior.



WELCOME TO ROTOPLAS CITY. ¿Hace falta alguna explicación?

No tengo ningún fundamento para creer que que la denuncia pública de estas atrocidades tendrá algún efecto legal o material en beneficio de Aculco. Ya se ha visto -y está plenamente demostrado en este blog- que los funcionarios del Centro INAH Edomex sirven para dos cosas, y ninguna de ellas es cuidar nuestro patrimonio arquitectónico. Dirán ellos, como ya lo han dicho antes en otros casos de destrucción del patrimonio aculquense, que sí otorgaron licencias, que ya estaban estos sitios destruidos desde antes, que va a quedar mejor, que las obras cumplen con todas las normas y otras de sus habituales mentiras.

No hay esperanza.

ACTUALIZACIÓN

La última semana de abril de 2010, el personal de monumentos históricos del Centro INAH Estado de México llevó a cabo la suspensión de las obras incluidas en este post y algunas más de las cuales el autor no tenía conocimiento. Les tomó tres burocráticas semanas tomar cartas en el asunto, pero vemos ahora una actitud levemente alentadora ya que se han decidido a poner sellos en las construcciones y destrucciones ilegales.

En fin, de vuelta al blog, por lo menos hasta que el pueblo quede efectivamente protegido por la declaratoria de la UNESCO.