domingo, 1 de agosto de 2010

Aculco en la Lista del Patrimonio Mundial


Ya es un hecho. El día de ayer, domingo 1o de agosto de 2010, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO votó a favor de la inscripción del Camino Real de Tierra Adentro en la Lista del Patrimonio Mundial, dentro de la categoría de itinerario cultural. De esta manera, casi un centenar de sitios a lo largo del trazo de esta antigua ruta, desde la ciudad de México hasta la frontera con los Estados Unidos, han sido reconocidos como testimonios irrepetibles de la historia humana, dignos de ser protegidos, estudiados y conservados. Entre estos sitios está el pueblo de que es sucursal virtual este blog: Aculco, Estado de México.



"El Camino Real de Tierra Adentro en el Estado de México", puntualiza un anuncio insertado hace unas semanas por la Secretaría de Turismo del Estado en la Guía arqueológica del Estado de México publicada por la revista Arqueología Mexicana, "espera que hagas una pausa en Tepotzotlán, pueblo mágico que resguarda el imponente Coelgio Jesuita de San Francisco Javier, hoy convertido en Museo Nacional del Virreinato; y en Aculco, pueblo de arrieros que ofrecía a los viajeros servicios de hospedaje en sus mesones, pero sobre todo, daba la garantía de llegar a la última frontera sin contratiempos por el conocimiento que tenían para transitar por el también llamado Camino Nacional".



En efecto, trece manzanas de la zona central del pueblo de Aculco conforman el área patrimonial núcleo que ha sido incluida como parte del Camino Real de Tierra Adentro. Debido al pésimo grado de conservación de muchos de los puntos importantes de esta ruta dentro del Estado de México, en esta entidad solamente este pueblo y el de Tepotzotlán pudieron ser integrados al proyecto. Incluso el importantísimo Mesón de Arroyozarco (que ya hemos visto en el blog El Bable cómo se ha deteriorado en los últimos años) quedó fuera de él, aunque formando parte de la lista indicativa de sitios, esperando que en algún momento las autoridades municipales, estatales o federales se decidan a intervenir para detener su destrucción.



Es en verdad un motivo de alegría que Aculco haya recibido ese reconocimiento y que acceda así al mayor grado de protección posible para un conjunto urbano patrimonial de acuerdo con las leyes mexicanas y los acuerdos internacionales, y más para nosotros puesto que su conservación es la razón de ser fundamental de este sitio de Internet. Nos enorgullece también nuestra pequeña o grande aportación al proyecto, ya que la propuesta inicial para incluir al pueblo así como la elaboración de la sección histórica del expediente técnico que trata sobre el pueblo se deben al autor de este blog Aculco, lo que fue y lo que es. Pero, ¿será suficiente para su preservación el que pertenezca a un sitio del Patrimonio Mundial?

Calle Corregidora, en Aculco. Detalle de la publicidad de la Secretaría de Turismo del estado.

Si normalmente hay mucha distancia entre el la letra de la Ley y su cumplimiento, en nuestro país esa distancia se vuelve a veces un verdadero abismo insalvable. Y no se diga en materia patrimonial: un vistazo a cualquier pueblo o ciudad mexicana nos permite advertir innumerables violaciones acumuladas a la Ley Federal de Sitios y Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Y curiosamente la mayor parte de esos atentados contra nuestro patrimonio histórico han ocurrido en tiempos de vigencia de la Ley (expedida en 1972) y durante la existencia del organismo encargado de velar por él, el INAH (fundado en 1939). Aún las poblaciones pertencientes al Patrimonio Mundial sufren en nuestro país con demasiada frecuencia intervenciones, alteraciones o francas destrucciones que las van demeritando, incluso con la participación de los gobiernos locales, como ocurrió con la destrucción de la casa de Regina 97, del siglo XVII, en la ciudad de México (ocasión en la que la inefable Alejandra Moreno Toscano, autoridad del Centro Histórico, nos regaló su extraño concepto sobre conservación de nuestro patrimonio edificado). Peor resulta cuando los funcionarios del INAH se coluden para avalar estos hechos, como ya lo hemos visto en Aculco en los últimos años, en el caso de los Lavaderos Públicos y la Casa de Hidalgo.



Visto esto, ¿qué puede esperarse para Aculco si en vísperas de su designación como Patrimonio Mundial hemos denunciado serios daños intencionales a su arquitectura histórica (esta vez, casi por excepción, suspendidos afortunadamente por el INAH)?




Por una parte, el que Aculco sea uno de dos únicos sitios mexiquenses incluidos en la ruta debería garantizar la atención especial de las autoridades de la Secretaría de Turismo del Estado de México, la instancia estatal que conduce la iniciativa. Pero esto mismo también nos hace recelar un poco. ¿Por qué se acordó que fuera la Secretaría de Turismo la encargada de llevar la batuta en el Estado de México y no un área gubernamental más acorde al proyecto como el Instituto Mexiquense de Cultura? ¿Será porque se tiene una visión más turística que histórica o cultural de esa ruta? Si es así, el riesgo de que esta dependencia se incline en lo que respecta a nuestro pueblo más por lo pintoresco que por lo histórico y original de su patrimonio construido es clara. Y esto no es mera especulación, pues ¿no fue la propia Secretaría de Turismo la responsable del programa "Pueblos con Encanto del Bicentenario" que dejó a Aculco con una lamentable reconstrucción de sus antiguos lavaderos en lugar de los originales o un portal inventado, de pésima factura, frente a la casa del siglo XVIII en que pernoctó Miguel Hidalgo durante su campaña de 1810? Y en cuanto al resto de las insituciones participantes, ¿qué esperar del Centro INAH Edomex que avaló aquellos desaguisados y que incluso niega que exista un dictamen que lo inculpa? Al Ayuntamiento actual, por lo menos, podemos darle el beneficio de la duda, aunque la posibilidad de que haya concedido licencia para efectuar las destrucciones más recientes juega en su contra.



¿Qué pasará con Aculco? ¿Se conservará su patrimonio arquitectónico e histórico? ¿En qué grado, con qué condiciones? En verdad nadie puede adelantarlo porque ni siquiera existe todavía (que sepamos) un Plan de Manejo, a pesar de ser un requisito indispensable para su designación como Patrimonio Mundial. Todo puede pasar: lo mismo podría ser que se deje al pueblo en el abandono en que languideció antes de la década de 1990, que una fiebre y abundantes recursos por "remodelarlo" (que no restaurarlo) contribuyan a subrayar la imagen pintoresca (y falsa) que ha querido dársele últimamente; de igual modo lo mismo puede suceder que se comience a regular su crecimiento urbano para constituir las nuevas zonas en un adecuado marco del área patrimonial, o que empiece un indiscriminado fraccionamiento de tierras a diestra y siniestra para aprovecharse de la "fama" que traerá consigo la declaratoria.

Camino carretero que unía a Aculco con Polotitlán, cerca de Santa Ana Matlavat, Aculco. Detalle de la publicidad sobre el Camino Real de Tierra Adentro de la Secretaría Turismo del estado.

En fin, en los meses y años por venir veremos qué tanto pesa una declaratoria de este tipo para la conservación de un poblado pequeño como es Aculco, experiencia ajena todavía a México, donde los sitios del Patrimonio Mundial son ciudades de mediana o gran importancia, o bienes prácticamente aislados de su entorno. A mi parecer, nueve serán los puntos para evaluaren un futuro próximo si dicha declaratoria contribuyó a preservar los valores urbanos, históricos, arquitectónicos, paisajísticos y culturales por los que nuestro pueblo ha sido incluido:

1. La conservación estricta de los edificios históricos del área protegida del poblado, aún de aquellos que sin tener un valor excepcional (que son la mayoría) forman parte integral y original de su entramado urbano. Aculco es un pueblo tan reducido en su extensión que no admite ya más pérdidas patrimoniales.

2. La conservación del valor paisajístico de su entorno natural. A saber: la vega o bajío que va desde las puertas mismas del pueblo hacia el norte, hasta llegar a las lomas de Gunyó, en la que se encuentran además diversas construcciones históricas como el Molino Viejo, la hacienda de Cofradía, la capilla y rancho de San José, el Puente Colorado, el Puente Blanco, la troje de La Huerta, un sistema de riego casi íntegro de mediados del siglo XIX, etc.; la Loma y carril de Cofradía, punto en que se celebran las tradicionales carreras caballos del 17 de septiembre y en el que se desplegó el ejército insurgente para presentar batalla el 7 de noviembre de 1810; la sierra de Aculco, que se encuentra al sur del pueblo.

3. La subordinación del pintoresquismo al carácter histórico de Aculco en todas las intervenciones urbanas que se realicen en el poblado. Punto de especial sensibilidad en Aculco, donde el pintoresquismo y no el carácter histórico ha sido un valor apreciado por la gente y estimulado por los gobernantes.

4. La conservación de los espacios interiores de los inmuebles del área protegida, evitando el fachadismo que ha destrozado a tantas ciudades mexicanas.

5. La preservación del área protegida como zona habitacional con actividad comercial no intensa; la descentralización de los servicios municipales que evite la concentración de automóviles en la Plaza de la Constitución.

6. El cuidado de las zonas de amortiguamiento que rodean a la zona núcleo, de modo que se preserven los inmuebles históricos que existen en esas zonas y el resto de las construcciones muestre un aspecto homogéneo.

7. La influencia positiva en las comunidades que rodean a Aculco en lo que se refiere a conservación y preservación de sus bienes patrimoniales y dignificación de sus entornos. Específicamente en Arroyozarco, Santa María Nativitas y los pueblos de San Lucas Totolmaloya, Santa María Concepción, San Pedro Denxhi y Santiago Toxhié, en donde se conservan algunos de los inmuebles y obras de arte más valiosos del municipio.

8. La publicacíón de nuevas obras escritas o visuales que nos permitan adentrarnos mejor la historia de Aculco.

9. El estudio, conservación y difusión de otros de sus patrimonios históricos y culturales de valor, como el Archivo Parroquial (con documentación a partir de 1606), el Archivo Municipal, las zonas arqueológicas de El Tixhiñú, San Pedro y La Concepción, las haciendas de Cofradía, Arroyozarco y Ñadó, etcétera.

En fin, esta declaratoria es el final de un camino, pero también el inicio de otro. Nada desearíamos más que partir de este momento nuestro humilde blog pudiera variar su tono fundadamente pesimista y encontrara cada día nuevos motivos para celebrar que Aculco es ya parte del Patrimonio Mundial.

Por ahora, ¡enhorabuena, Aculco!