jueves, 2 de junio de 2011

Los festejos por la consumación de la independencia en Aculco (1821)

Una celebración neoclásica: festejo cívico en la Plaza Mayor de México (ca. 1821-1827), Acuarela de Theubet de Beauchamp, Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid (detalle del tablado en el centro de la plaza).

Muy pocos días después de la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la ciudad de México y de la firma del Acta de Independencia, la Regencia del Imperio Mexicano emitió el 6 de octubre de 1821 un decreto que dispuso el "juramento y solemne proclamación de la independencia, el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba" en todas las ciudades del país, lo que debería llevarse a cabo por los ayuntamientos con "toda la economía que no dañe acto tan gustoso".





Decreto de la Regencia del Imperio Mexicano del 6 de octubre de 1821.

No sólo las grandes y medianas ciudades mexicanas de la época acogieron con entusiasmo la realización de dicha ceremonia: aún pueblos como Aculco, con una población que no llegaba en toda su jurisdicción a los siete mil habitantes, de los que quizá sólo medio millar vivían en la cabecera, mostraron un especial empeño y regocigo en celebrar la independencia, acompañando lo ordenado en el decreto con peleas de gallos, corridas de toros, fuegos artificiales, bailes y serenatas. Todo esto, por fortuna, quedó referido en un documento que existe en el Archivo Histórico del Estado de México, que bajo el título "Juramento otorgado por esta jurisdicción" relata con detalle esta fiesta cívica celebrada en Aculco, que inició el 11 de diciembre de 1821 y terminó casi una semana más tarde:




JURAMENTO OTORGADO POR ESTA JURISDICCIÓN [DE ACULCO]

El 11 del corriente se anunció al público el Solemne Juramento que este Ilustre Ayuntamiento tenía dispuesto para el día siguiente, que fue el día de la Patrona Universal del Imperio Nuestra Señora de Guadalupe, con repique general de campanas a vuelo, en la tarde las solemnes vísperas por todo el venerable clero, y en la noche una lucida iluminación por todos los habitantes, quienes a porfía se dedicaron con empeño a solemnizar las vísperas de tan venturoso día.

El solemne juramento en la ciudad de México, el 22 de octubre de 1821, óleo del siglo XIX.

A la mañana del día 12 las campanas a vuelo, las bombas cámaras y cohetes anunciaron la gloriosa alba de día tan festivo. A las diez de la misma se reunió el Ilustre Ayuntamiento en cuerpo y, precedido de la música, de dirigió a la Iglesia Parroquial donde lo salió a recibir el Venerable Clero con sobrepelliz, cruz y ciriales, conduciéndolo a sus bancas que estaban adornadas al intento. Luego que pasó el Evangelio, subió el Señor Cura Párroco don Antonio Martínez Infante al púlpito, en donde explicó la grandeza del Plan de Iguala, la utilidad y beneficios de nuestra religión, independencia y unión, las admirables y nunca bien ponderadas virtudes de nuestro Serenísimo Señor Almirante de Mar y Tierra don Agustín de Iturbide, con otras exhortaciones anexas al día, en que brilló su celo y patriotismo a favor de la justa causa, concluyéndose la función de iglesia a las doce del día, saliendo el venerable clero a dejar al Ayuntamiento hasta las puertas del templo, desde donde se dirigió el Ayuntamiento a la casa del Alcalde de Primera Elección precedido de la música y con innumerable concurso de toda clase de gentes, que lo llevaban en medio de los vivas y aclamaciones con el mayor orden, la que estaba preparada al efecto, en donde se dio un corto refresco a los concurrentes por el mismo Alcalde.

El tablado real de los festejos celebrados por D. Felipe Bartolomé Ramírez, cacique de la Villa de San MIguel el Grande, con motivo de la proclamación del Rey Carlos IV el año 1791, Archivo General de Indias (detalle).

A las cinco de la tarde del mismo día se reunió al Ayuntamiento en la misma casa y con las puertas abiertas y a vista de todo el Pueblo, en las manos del Alcalde Primero prestó el Juramento, habiéndose antes leído el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba como se previene en el Bando. Concluido este solemne acto que por los vivas y aclamaciones del Pueblo fue percibido de la torre [de la parroquia], se soltó el repique a vuelo que duró largas dos horas. Enarbolado el estandarte en manos del Primer Alcalde, se ordenó el paseo conforme a lo prevenido; al llegar a las puertas de la misma casa, ya estaba reunido el Venerable Clero esperándole allí para incorporarse. El Alcalde ofreció el estandarte al Señor Cura, quien lo admitió a nombre de la religión, y asido de el con la mano derecha y el Alcalde con la izquierda se continuó el paseo por las calles que estaban dispuestas al efecto, que son las nombradas Estación Mayor. Concluido se dirigieron a un tablado que al propósito estaba formado de antemano en la Plaza Mayor, en el que se distinguen cuatro frentes: en el primero, al oriente, se mira al Serenísimo Señor Almirante con una dama que demuestra la América encadenada y su Alteza rompiéndole las cadenas; al sur, un indio y un español estrechándose las manos en sus corazones demostrando la unión; al poniente, un mundo dividido y la mano del Señor Almirante con la espada desenvainada dividiendo un león de un águila, en demostración de que su Alteza dividió el Imperio Mexicano del Español; al norte, una estatua demostrando al Sumo Pontífice enarbolada una cruz, siginificando que es y será nuestra religión la católica apostólica romana. En lo alto se mira un nopal, en donde está colocada un águila real que tiene afianzado con el pie derecho el cetro del Imperio. Colocado en él el Ayuntamiento con todo el Cuerpo Eclesiástico, pronunció el Primer Alcalde estas palabras: Fiel Pueblo de Aculco, es llegado el día de nuestra felicidad, nuestro Almirante nos ha puesto en libertad, rompiendo las cadenas de la esclavitud que nos oprimían, en cuya vista prestó el Juramento el Pueblo con demasiadas demostraciones de Júbilo y con arreglo al Bando; lo mismo fue repitiendo en los cuatro frentes en los que se tiraron algunas monedas, pero el Señor Cura, después de haber tirado lo que traía, mandó traer de su casa platos de plata y en demostración de su júblio se los arrojó al Pueblo.

La fiesta barroca: festejos celebrados por D. Felipe Bartolomé Ramírez, cacique de la Villa de San MIguel el Grande, con motivo de la proclamación del Rey Carlos IV el año 1791, Archivo General de Indias.

Concluido este solemne acto se dirigió el Ayuntamiento en la forma dicha a la Iglesia Parroquial, en donde se cantó un Tedeum en acción de gracias al Todopoderoso. De allí se dirigió -cosa de las ocho de la noche- todo el Ayuntamiento a la referida casa (habiéndose quedado el estandarte en el Templo), donde el referido Alcalde dio un solemne baile a toda la concurrencia y un refresco bastante amplio en cuanto lo proporcionó el País, el que duró hasta el día siguiente.

Alegoría de la Patria Mexicana, óleo del siglo XIX.

A las nueve del día trece, reunido el Ayuntamiento, se dirigió a la Iglesia para solemnizar la magnífica función que estaba preparada, la que se solemnizó con el famoso sermón pronunciado por el Bachiller Don Ignacio Ruiz Peña en la que sobresalió el patriotismo y afecto a nuestra causa de este venerable eclesiástico.
Concluida la función de Iglesia, se dirigió el Ayuntamiento al tablado que el Pueblo le había puesto y adornado para que con el golpe de música gustaran de los toros -que duraron cinco días las corridas con el mayor regocijo y sin el más leve desorden, cinco de música, tres de fuegos e iluminación y dos días de gallos-.

Todo lo que este Ayuntamiento participa a V.S. para que si fuere de su agrado, lo mande dar a la imprenta y para satisfacción de este fiel vecindario.

Dios guarde a V.S. muchos años. Juzgado Nacional de Aculco diciembre 17 de 1821.

[Rúbricas]

Victorino de Bulnes José Felipe de la Vega
Alcalde Primero Alcalde de Segundo Voto

José Estanislao José María Beltrán de la Cueva
Regidor Primero Regidor Segundo

Pedro García José Hilario García
Regidor Tercero Regidor Cuarto

Francisco Ronquillo Nicolás Sánchez
Regidor Quinto Regidor Sexto

José Mauricio González Félix de la Cruz
Regidor Séptimo Regidor Octavo

Cayetano Basurto José Tomás de Chávez
Síndico Primero Síndico Segundo

Luis Ronquillo
Secretario

Alegoría de la Independencia, óleo del siglo XIX.

Nota
El benemérito vecino de este pueblo don José María Álvarez, a quien este Ayuntamiento comisionó para que corriera con los gastos, desempeñó su comisión con tal desinterés y economía que sólo se gastaron trescientos veinticinco pesos en el lucido tablado, composición de la Plaza Mayor, calles del paseo, plaza de toros, banderillas de fuego y corrientes, juegos que estuvieron muy lucidos, música por cinco días que permanecía hasta las once de la noche en que se acababa la serenata, sin que por todo el trabajo quisiese recibir medio real por su paga a pesar de su mucho trabajo y pobreza, cuyo mérito recomendamos a V.S.

[Rúbricas]

Victorino de Bulnes

Francisco Ronquillo

Mauricio González Félix de la Cruz

José Tomás de Chávez
Síndico Segundo

Luis Ronquillo
Secretario




Fuente: Archivo Histórico del Estado de México. Intendencia de México. 1821, Caja 24. EXp. 24. Fojas 81-84v.


Este interesantísimo documento proporciona una gran cantidad de información para la historia de Aculco: nombres de calles, la aparente falta de casas de cabildo ya para ese entonces, usos festivos, emblemática local, la existencia de un estandarte (¿sería propio del pueblo o relativo al Imperio?), etcétera. Casi cada línea de esta narración podría glosarse entretejiéndola con otros datos interesantes: que el bachiller don Ignacio Ruiz Peña tuvo que ver en el caso del matrimonio de uno de los insurgentes del Fuerte de Ñadó; que el alcalde Victorino Alonso de Bulnes, por ser peninsular originario de San Vicente Barquera, Santander, estuvo contemplado en la Ley de expulsión de los españoles de 1827... Por ahora sólo tengamos a la vista este papel, que sin duda será de gran utilidad para otras entradas del blog Aculco, lo que fue y lo que es.

Festejo cívico en la Plaza Mayor de México (ca. 1821-1827), Acuarela de Theubet de Beauchamp, Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid.