sábado, 14 de noviembre de 2015

Los toros de San Lucas Totolmaloya

Desde los primeros siglos del cristianismo, los cuatro evangelistas fueron representados habitualmente con otras tantas figuras alegóricas: el toro fue asociado con en el evangelista San Lucas, el águila se consideró distintivo de san Juan, el hombre -o un ángel- representaba a san Mateo y el león era el emblema de san Marcos. Este simbolismo tenía origen en dos visiones proféticas del Antiguo y Nuevo Testamento: la primera de ellas de Ezequiel, que describió cuatro criaturas cuyo rostro tenía apariencia multiforme: "el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila" (Ezequiel, 1:10); la segunda, del evangelista san Juan: "El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando" (Apocalipsis, 4:7).

"En la iglesia primitiva" -relata Emile Mle en su libro El arte religioso del siglo XIII en Francia: el gótico- "el miércoles de la cuarta semana se cuaresma se explicaba a los catecúmenos, cuyo bautismo estaba ya próximo, el significado de esos cuatro animales misteriosos. Se les enseñaba que el hombre era figura de san Mateo, el águila de san Juan, el león de san Marcos y el toro de san Lucas, y se les daba las razones". Estas razones, para el caso de san Lucas, según precisa Mle, estaban en el carácter del toro, animal del sacrificio, pues su Evangelio inicia precisamente con el sacrificio ofrecido por Zacarías. Además, san Lucas relata extensamente el propio sacrificio de Cristo en la cruz y, como apunta Olivier Beigbeder en El léxico de los símbolos, "el toro, víctima de la Antigua Ley, hace pensar en la pasión por la que el Redentor sacrificó su vida por la humanidad. El cristiano debe ser igualmente un toro, porque al renunciar a las voluptuosidades, se inmola a sí mismo".

En la hoy parroquia del pueblo de San Lucas Totolmaloya, municipio de Aculco, esta identificación de su santo titular con el toro cobra un carácter casi obsesivo: entre representaciones antiguas y modernas, el toro aparece no menos de diez veces en el templo. En casi todos los casos, las figuras taurinas son relieves aplicados a elementos arquitectónicos y según se deduce de su estilo pertenecen a mediados del siglo XIX, época en la que se renovó la capilla como se lee en una lápida de su fachada.

El primer par de toros lo encontramos en la cara exterior de la peana de la cruz que remata el arco de entrada al atrio. Se trata de unas figuras enfrentadas en bajorelieve que llevan en el costado un símbolo que une una S con una L -"San Lucas"- y que no es otra cosa que el fierro de marcar el ganado de la comunidad que por entonces se utilizaba en ese pueblo. El segundo par de toros, muy semejante al primero, se encuentra justamente en la cara posterior de la misma peana, mirando hacia el interior del atrio.

Por cierto, y déjenme hacer este comentario que interrumpe la descripción pero viene a cuento, la cruz que actualmente se yergue sobre esta peana es moderna; hasta hace seis años existía la cruz original y se encontraba en buen estado como puede verse en la fotografía. Sus cantoneras en forma de tunas era típica de las cruces del virreinato y tenía algunos otros detalles de interés en su decoración incisa... pero desafortunadamente ya se perdió. Ni siquiera se tomaron el cuidado quienes la cambiaron de copiar la original para preservar algo de lo antiguo.

Pero sigamos adelante. Al pararnos frente a la fachada poniente de la parroquia, podemos observar sobre la cornisa, como remates de los contrafuertes a izquierda y derecha, un par de pináculos de cantera formados por un elemento circular que apoya una base prismática sobre la que se levanta una especie de perillón cilíndrico, muy probablemente inspirado en la arquitectura neoclásica pero transformado por el gusto popular. A su frente, cada elemento circular lleva la figura en bajorrelieve de un toro, que difiere de los de la entrada al atrio por su labrado un poco más cuidadoso y porque se añaden otros elementos que identifican a san Lucas como Evangelista: el tintero y las plumas de ave para escribir. Pero en el remate del lado izquierdo aparece también la mano del santo, llevando en ella su pluma. Ambos toros llevan también el fierro de marcar sanluqueño en el costillar.

Al interior del templo, sobre el ciprés o baldaquino neoclásico del altar, se encuentra una pintura de san Lucas, posible obra popular de mediados del siglo XIX. El santo aparece sentado, con el pie derecho apoyado sobre un toro, lleva los instrumentos de pintor en la mano y frente a él, sobre un atril, se observa un cuadro con la Virgen María y el Niño. Esto último porque la tradición señala que san Lucas fue pintor, autor de un retrato de la madre de Cristo, además de médico. Una columna sobre un alto pedestal, cortinajes rojos con fleco dorado y un rompimiento de Gloria con nubes, ángeles y el Espíritu Santo completan la escena.

El toro de esta pintura es, lo recuerdo si el lector no lleva la cuenta, el séptimo.

Dos toros más se pueden ver en la llamada "estampa", es decir, en el relieve que se colocó a espaldas del presbiterio de la iglesia para señalar que ahí, del otro lado, está el sagrario que guarda las hostias consagradas. Esta estampa es una sencilla lápida con una cruz en bajorrelieve que lleva en su pedestal a los dos toros enfrentados, aunque labrados con mayor descuido en sus proporciones y trazo. Estos dos toros ni siquiera llevan el fierro SL.

¿Y el décimo toro donde está? Pues si el visitante ha andado con descuido por el atrio seguramente habrá pasado por encima de él sin darse cuenta. Porque se trata de una figura moderna formada con piedrecillas de distinto color directamente aplicadas sobre el concreto del suelo. Su aspecto es, sin lugar a dudas, el de un cebú. Aunque carece del valor artístico e histórico de las otras representaciones de toros en el pueblo de San Lucas, es valiosa en el sentido de ofrecernos una continuidad en la comprensión del simbolismo asociado con el santo patrón del lugar.

Ya sólo como despedida, y a la manera que en las fiestas de los pueblos de la región las imágenes de otros poblados vienen en procesión a "visitar" el templo local, les dejo aquí una imagen de san Lucas acompañado de su toro, que forma parte de un cuadro que se encuentra en el pueblo también aculquense de San Pedro Denxhi.