viernes, 2 de diciembre de 2016

La plazuela José María Sánchez y Sánchez

Hoy en día, cuando se habla de la Plazuela José María Sánchez y Sánchez, seguramente la mayoría de los aculquenses menores de 50 años piensan en la explanada que se extiende a espaldas del Palacio Municipal. La costumbre lo ha determinado así desde 1974, cuando este espacio quedó configurado como luce actualmente, momento en el que dicha explanada se construyó a costa de arrasar los corrales de la llamada Casa del Quisquémel. La original Plazuela José María Sánchez y Sánchez, que no era otra cosa que la callecita que corre al norte de la explanada y baja desde la Plaza de la Constitución hacia la calle de Iturbide, multiplicó así su superficie. Aunque, vale la pena comentarlo, no era esa la intención definitiva de los constructores del nuevo Palacio Municipal, pues se pretendía edificar en el futuro un anexo a este edificio sobre la explanada (lo que nunca llegó a hacerse), con lo que la plazuela habría regresado a su corta extensión inicial.

Pero incluso en esa que llamamos "su extensión inicial", la Plazuela José María Sánchez y Sánchez (bautizada así el 16 de septiembre de 1912 en honor de un benefactor del pueblo que hacia 1893 y 1894 constribuyó a mitigar una hambruna en la región con carros de maíz traído desde muy lejos, sin obtener beneficio económico alguno por ello) había comenzado a delimitarse más bien tardíamente. Originalmente esa zona formaba parte del límite occidental de la Plaza Mayor (hoy Plaza de la Constitución), pero su superficie en que afloraba la piedra blanca del subsuelo, un arroyuelo que en época de lluvias corría por ahí y el inicio de una pequeña barranca que servía como desagüe y vertedero, hacían de él más un baldío inútil que parte del espacio público de la plaza.

Así, sabemos que antes de 1769 las autoridades del cabildo indígena de Aculco decidieron vender un solar de este parte de la plaza a don Bernardo Ecala Guller, quien había sido administrador de la hacienda de Arroyozarco y fue quizá el personaje de más rancia nobleza que estableció su residencia en este pueblo. Este solar es el que ocupa actualmente una casa ya reseñada en este blog, que antiguamente albergó un comerció que llevó el nombre de El Faro. Luego, en 1769, el cabildo indígena vendió otro solar no edificado al mismo personaje, que se encontraba inmediatamente al sur del anterior, terreno éste que corresponde al sitio en que se ubica el actual Palacio Municipal.

No resulta muy claro cómo fue que el espacio entre los dos solares -que por los documentos conocidos se sabe se hallaban contiguos, sin calle ni espacio que mediara entre ellos- se dejó libre y dio origen a la plazuela de la que venimos hablando. Pero puede haberse debido simplemente a una razón muy práctica: el arroyuelo de temporal mencionado líneas atrás, corría precisamente por ese punto y no había forma de desviarlo fácilmente para que tomara nuevamente su cauce en la barranquilla. El caso es que a costa de los terrenos de don Bernardo Ecala quedó abierta una corta calle para tránsito público (aunque difícil de recorrer por el mal terreno) que por estar cerrada hacia el poniente -y con algo de exageración- se consideró en adelante una plazuela, aunque ciertamente era poco más que un apéndice de la Plaza Mayor.

De tal manera, en el siglo XIX la plazuela -que no sabemos si ya tenía algún nombre- quedaba limitada al norte por la casa de El Faro y el murete que ocultaba la barranquilla; por el poniente por la Casa del Puente y su portal; por el sur por la Casa del Quisquémel (edificada por Ecala), donde en la década de 1920 se le agregó además un portalillo con arcos; y por el oriente por la Plaza de la Constitución. La siguiente fotografía muestra la plaza justamente así, en la década de 1940:

Nótese en esa foto, al fondo, la Casa del Puente y, a la izquierda, el portalito de la Casa del Quisquémel que se añadió en los años veinte. Obsérvese también el piso de la plaza, formado por la roca viva. En primer plano se advierte un poste con una canasta de basquetbol de una cancha que existió en este lado de la Plaza de la Constitución. Era en verdad una plazuela sumamente pequeña, pero las viejas construcciones que la rodeaban le daban un gran sabor típico.

En esta foto se puede ver el aspecto actual del mismo sitio. Al fondo, la Casa del Puente ha desaparecido y sólo se conserva su portal y las portadas de cantera que a él se abren. A la derecha, El Faro vio modificado su tejado para cambiar de un agua a dos en la remodelación de 1974, bajo el Programa Ecvehevrría de Remodelación de Pueblos. Del lado izquierdo, la Casa del Quisquémel desapareció hasta sus cimientos para la construcción del nuevo Palacio Municipal en 1974. También se perdió su pequeño portal.

Esta fotografía de la plazuela fue tomada en la década de 1940 en sentido opuesto, desde la Casa del Puente y en dirección a la Plaza de la Constitución. Al fondo se aprecia la torre del reloj público. A la derecha, el pequeño portal de la Casa del Quisquémel -derruido en 1974- muestra sus dos arcos de ladrillo y cantera. Del lado izquierdo se puede observar un puentecillo que servía para salvar el arroyuelo de temporal que corría aquí y se vertía justo hacia el ángulo izquierdo inferior de la foto, hacia la barranquilla.

Finalmente, esta fotografía muestra el punto preciso de la Plazuela José María Sánchez y Sánchez en que se abría una salida para que las aguas del arroyo cayeran hacia la barranca que existía aquí y a través de una cañería abierta se condujeran hacia la Calle de la Alberca.